jueves, abril 15, 2010

Muertes ilustres (I)


Tycho Brae, uno de los astronomos más importantes de la historia, era una compañía muy apreciada. A sus observatorios se habían desplazado grandes científicos, nobles e incluso reyes que querían estar con él y "contagiarse" de su sabiduría.
En aquella época (c. 1600) estaba muy mal visto que alguien se levantase de la mesa antes que la persona de más alto rango. Tycho, que ya tenía una edad, acostumbraba a ir siempre a las letrinas antes de las comidas para luego no verse en un aprieto pero, desgraciadamente, el día que cenó con el Duque de Rozmberk se olvidó de sus sabias precauciones. Para colmo de males la cena se alargó y alargó de manera interminable mientras Tycho aguantaba las ganas de orinar. Tanto se contuvo el hombre y tanto se alargó la cena que le reventó la vejiga o, al menos, esto es lo que contó el propio Tycho para explicar su repentina enfermedad.
Se sabe que Tycho agonizó durante la semana posterior a la cena hasta que finalmente murió.